na de las partes del cuerpo que más usamos y a la que poca atención le prestamos son los pies. Ellos son la base de todo nuestro peso corporal, nos ayudan todo el día y nos permiten movilizarnos por el mundo. Por ello merecen toda nuestra atención y cuidado, son una parte importante de lo que nos constituye como seres humanos. Los pies también se ven afectados en el día a día y una de las causas más comunes es la resequedad. Aquí te vamos a contar qué es, cuáles son sus causas y te vamos a brindar algunos consejos útiles para evitarla.
La piel es el órgano más grande de nuestro cuerpo y en los pies tenemos más tejido adiposo. En esta zona la piel es más gruesa porque está diseñada para soportar todo el cuerpo y las fricciones del piso, de las medias y de los zapatos con los cuales hace contacto. Cuando la piel comienza a perder elasticidad e hidratación, se vuelve dura, se pone gruesa y entonces notamos que se pone tiesa. Lo percibimos con frecuencia en los talones, pues vemos una capa gruesa que comúnmente llamamos callos, la cual es una forma de queratosis de la piel que cambia de color y textura. La resequedad la vemos venir y hasta es normal tener callosidades en la planta del pie.
¿Cómo puedo identificar si mis pies están resecos?
La falta de una adecuada hidratación. Debemos consentir nuestros pies al finalizar el día con una crema natural que le de un respiro a la piel. Utiliza jabones neutros y cremas naturales para pies resecos, y no olvides toma suficiente agua.
El agua caliente hace que la piel pierda agua. Si te expones a este flujo constante, la planta de tus pies comenzará a presentar afecciones como descamación y sequedad, esto como consecuencia de la pérdida de hidratación natural de la piel.
Caminar descalzos y/o usar zapatos no adecuados por tiempos prolongados. Si usas sandalias o chancletas debes saber que los talones van a tener un roce permanente con los bordes y se resecarán. Y si usas zapatos muy apretados, también se afectará la piel.
Tener mucho peso corporal. Si estás con sobrepeso tus pies tendrán que soportar mucha presión y afectará la circulación.
La forma de caminar. Debemos prestar atención a la manera de colocar el pie cuando caminamos porque si la pisada no es equilibrada podemos hacer presión constante en zonas que poco a poco van a sufrir.
Descamación y grietas. Si vemos que los pies tiene grietas o si presentan descamación es porque ya tenemos resequedad. No te preocupes: hidrata constantemente, seca bien tus pies después de la ducha, lávalos después de la piscina o del mar, usa distintos zapatos, hazte masajes para mejorar la circulación y verás que todo va a mejorar.
¿Algunas enfermedades pueden afectar mis pies?
Las personas que sufren de diabetes tienden a perder más rápido la humedad y su piel se vuelve delicada por este padecimiento metabólico. Además, la capacidad de coagulación de la sangre se pierde. Por eso, los diabéticos sí que deben prestar atención a esta zona, evitar resequedad, grietas y heridas para no tener lo que se conoce como pie diabético.
Los que sufren de mala circulación tiene dificultades para irrigar la sangre a las extremidades, y la piel se vuelve más sensible y delicada. Si eres fumador considera dejar este hábito porque además de afectar la circulación sanguínea, el cigarrillo hace que perdamos vitamina C y esta es muy importante para la producción de colágeno.
También hay otros padecimientos que afectan los pies. Por ejemplo, tener una inadecuada alimentación y una deficiencia en vitaminas y minerales afecta la salud de toda la piel, los pies son los más afectados con el paso del tiempo.
El hipotiroidismo, la psoriasis y la piel atópica son condiciones que facilitan la resequedad. También, las personas que se someten a tratamientos de quimioterapia, radioterapia o diálisis deben hidratar mucho su piel porque uno de los efectos secundarios es la pérdida de hidratación.
Sabemos que con la edad la piel pierde elasticidad, hidratación y nutrientes. Si ya eres adulto mayor debes hidratar y masajear tus pies todos los días, y si eres joven te sugerimos que comiences con este hábito desde ahora.
Recuerda que la piel está conectada con nuestra mente, y las emociones pueden afectar este órgano tan importante. Si nuestras emociones y sentimientos de miedo, vergüenza, ira son parte de la vida diaria terminarán por afectar nuestro sistema nervioso, por ende, la piel. Así que mantén mente y cuerpo sanos, respira, medita conscientemente, y evita el estrés.
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